Charla "Angelitos de ayer, mañana y siempre"
Gabriel Huentemil Ortega, cantor a lo poeta, intérprete de guitarrón chileno, slammer, payador y narrador oral patrimonial conducirá esta charla de difusión en que se conjugarán conversación, música y décimas para contextualizar el canto a lo divino que se realiza a los Angelitos para facilitar su tránsito a la eternidad.
El Angelito, niño fallecido a corta edad, que no ha cometido pecado ni manchado su alma con las acciones mundanas de la vida profana, precisa ser ayudado a convertirse en tal mediante una celebración que debe reunir a sus padres, padrinos, familia y vecinos. Este ritual, el Velorio de Angelito, respeta un protocolo centenario en el que no debe faltar la música, el canto y la poesía.
Según la antigua creencia popular, para que su camino al cielo no sufriera contratiempos, se debía construir un pequeño altar que sirviera como señal para atraer a los espíritus divinos. Se debía preparar una decoración adecuada, cuya materialidad principal eran el papel, las flores y el celofán.
Además, se debía vestir al pequeño infante de blanco riguroso, ponerle una corona y construirle un par de alas a fin de que lograra emprender vuelo hacia la mansión celestial.
Aunque se cree que se trata de una tradición sin vigencia en la actualidad, sigue habiendo lugares dentro de Chile donde se ha ido adaptando al contexto social e histórico actual, manteniéndose en uso. Siendo un acto de fe, ritual, con un fin terapéutico, comunitario, que nutre y fortalece las redes de apoyo, además de un evento que se reviste en lo más puro de nuestro patrimonio inmaterial, es necesario su conocimiento y difusión en los contextos donde no se da naturalmente, creyéndose incluso extinta.
En otras épocas, no tan pretéritas, era inconcebible para un núcleo familiar despedir a uno de sus retoños sin organizar esta ceremonia.
No obstante, muchos niños, desprovistos de un hogar y en situación de pobreza extrema, abandonados por sus progenitores o que fueron víctimas de haber sido concebidos en circunstancias reprobables para la moral arcaica, debieron afrontar en solitario el tránsito hacia el cielo, sin voces de aliento, laureles sobre sus sienes o alitas que les permitieran volar.
Este evento está dedicado a todos esos anónimos y olvidados niños por nacer y nacidos, del pasado y del futuro, en pos de contribuir a que logren traspasar el umbral que los lleve a la eternidad.
Esta actividad se enmarca en la celebración de la Virgen del Carmen, que se celebra el domingo 16 de julio, con la que este tipo de cantos tiene amplia relación.