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Vida y símbolos de los santos de la Orden dominica

Virgen del Rosario junto a santos de la Orden (detalle). AMADO, Manuel. Compendio histórico de la vida de los santos [...], Madrid, 1829.

El libro Compendio histórico de la vida de los santos fue elaborado por el padre Manuel Amado en Madrid en 1829 para divulgar la vida de santos de la Orden dominica y combatir la propagación de los males de la "sociedad moderna". El autor llamó así a las ideas de la Ilustración, que cuestionaron la religión como fuente de verdad.

Estos relatos se conocieron como hagiografías, que en este libro se inician con un grabado que representa a cada santo junto a sus símbolos característicos. Se pretendía así "la destrucción del mal uso que se hace de la pintura, a la reforma de las costumbres, y por consiguiente a afirmar más y más de cada vez la Religión..." (Amado, 1829: p. VII).

La Iglesia católica y los dominicos se apoyaron en las hagiografías y sus representaciones para predicar entre la población neófita. Esto porque los santos eran figuras cercanas a lo humano y lo divino que inspiraban cercanía, mientras que la imagen era un medio de difusión de la fe y los dogmas católicos entre una población mayoritariamente analfabeta.

El Compendio fue obsequiado por el clérigo Víctor Eyzaguirre Portales a los dominicos de Santiago durante la primera mitad del siglo XIX. Ellos lo entregaron a los pintores Antonio y Manuel Palacios para utilizarlo como modelo en la ejecución de las obras de la Serie El Santoral Dominico.

Iconografía: freno a interpretaciones herejes

Cada símbolo, escena y contenido visual debía relacionarse con el mensaje que se pretendía transmitir. A esta delimitación se le conoce hoy como modelo iconográfico. Esta información la proveyeron los grabados del padre Amado, lo que puede comprobarse con una comparación del grabado original y su reinterpretación local.

Reproducir estos modelos aseguró a los padres predicadores que las obras no fueran interpretaciones libres de la fe que indujeran a herejías.

Existe una segunda edición de 1912, ampliada con información los santos canonizados hasta ese año. Esta re impresión indica que fue un libro de consulta periódica de los religiosos que buscaban en él repertorios y definiciones iconográficas para obras pictóricas.

Los grabados fueron hechos con la técnica de impresión conocida como aguafuerte, en planchas que fluctúan entre los 9.5 a 14 centímetros, por los autores J. Palomino, C. Vargas, M. Navarro y el dibujante J. Calvo (Del Valle, 2010), Los santos aparecen en el libro según la fecha de canonización del santo ocurridas hasta 1829 y Ordenadas de enero a diciembre.

Las hagiografías señaladas utilizan un lenguaje metafórico propio de la literatura mística y otras herederas de la disciplina ascética, que buscó purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres materiales o abstinencia. Este lenguaje es empleado por el padre Manuel Amado.

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